lunes, 19 de noviembre de 2007

El cuélebre

El cuélebre en la mitología asturiana es una serpiente de gran tamaño con alas membranosas (como las de un murciélago) que custodia tesoros y personajes encantados, como princesas. Vive en las simas, cuevas y fuentes de gran cavidad subterránea, su aliento es fétido y venenoso y sus silbidos se oyen a gran distancia. Ataca y devora a las personas y a los animales, y sus escamas son tan duras que rechazan las balas. Su único punto débil es la garganta, donde no tiene escamas. El cuélebre crece incesantemente, y a medida que se va haciendo viejo sus escamas se hacen más grandes y más duras, entonces la tierra ya no basta para sostenerlo y tiene que partir hacia la Mar Cuajada (o Mar Cuayada). Se dice que en el fondo de este mar hay montones de riquezas, pero los hombres no pueden apoderarse de ellas por causa de la vigilancia de los cuélebres.
Sin embargo, Constantino Cabal (estudioso de la cultura y el floclore de Asturias) recogía en Cuadonga (Cangas de Onís, Asturias), que los hombre robaban diamantes y otras gemas preciosas arrojando grandes trozos de carne amarrados con maromas (cuerdas gruesas). Las piedras preciosas se quedaban así pegadas a la carne y podían ser izadas a bordo sin temor a los Cuélebres Guardianes.
El mito del cuélebre es semejante al mito griego del dragón que custodiaba las manzanas de oro del jardín de las Hespérides, cuyo robo constituyó uno de los doce trabajos de hércules. Asimismo, el vellocino de oro robado por los argonautas también estaba custodiado por un terrible dragón cuyos ojos no conocían el sueño. Jasón logró adormecerle con el auxilio de los hechizos de su amiga, la poderosa maga Medea, y matar al dragón.




No hay comentarios: